21.1.05





Por fin es viernes

El aliviadero de tensiones semanales. Millones de jóvenes en las pistas y en el fornicio. Y eso está bien.
Pero es la garantía de que este estado de cosas perdurará eternamente y la certeza de que lo han conseguido: Sí, queremos parecernos a los de los anuncios de móviles. Queremos ser azules, o de vodafone, o de kas naranja. Viva la media melena y las patillas, el sietevidismo, y el rollo treintañero que vive en la Latina. Viva lo fashion pero menos, pero más.
Esa mezcla entre Jamaica y la Bauhaus, ese periódico progre debajo del brazo, esa rumbita y esa cañita en el bar castizo con mi mp3 en el bolsillo. El look de Bebe, pero no sus letras.
Y mucho Paul Auster, y mucho Bukowski, y Kerouac... y mucha, mucha, mucha, Next Generation.
(Y qué pasa —se defienden— si hemos conseguido combinar lo último con lo típico, ponme una croquetas, Paco). Los hijos de Bajarse al Moro (gran película), esa pretendida progresía que se cree tal porque fuma costo, porque no tiene que llevar traje de chaqueta (pero sí esnifa coca).
Y luego uno ve a un señorín mayor, con su corbatona y sus gafas enormes. Y resulta que ese luchó en la batalla del Ebro. ¿La batalla de qué? Responden por el móvil los sietevidistas, mientras suben el volumen del televisior.




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